Los argentinos, sobreocupados. Por necesidad o elección, se trabaja más de lo debido. Seis de cada 10 personas tienen este problema. Y además muchos sienten que no disfrutan del ocio. Estrés, ansiedad y depresión, las consecuencias.
Por PABLO SIGAL
Los argentinos, sobreocupados. Por necesidad o elección, se trabaja más de lo debido. Seis de cada 10 personas tienen este problema. Y además muchos sienten que no disfrutan del ocio. Estrés, ansiedad y depresión, las consecuencias.
Por PABLO SIGAL
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Psicología|Jueves, 14 de febrero de 2008
La “oficina móvil” y la caída del ocio
El ocio –destaca el autor de esta nota– es el tiempo auténticamente humano: ese tiempo dedicado a una actividad “autotélica”, sin otra finalidad que ella misma, sería “el que confiere a nuestra especie su especificidad”.
Por Mario Pujo *
Cuando Osvaldo llegó esa noche a su sesión estaba contento como perro con dos colas. En la multinacional donde trabaja le acababan de adjudicar un blackberry –mezcla de teclado de computadora, agenda electrónica y teléfono celular– para su uso exclusivo. Ya antes de entrar a la sesión, en la sala de espera, aprovechaba para responder e-mails, enviar instrucciones a sus subordinados y adelantar el trabajo de la semana. Osvaldo padece dolorosísimos trastornos digestivos, reconocidos clínicamente como de orden psicosomático; por esa razón mantiene semanalmente, desde hace ya cierto tiempo y con relativo éxito, entrevistas cara a cara conmigo. Su referencia a una fallida terapia anterior, con una psicóloga que “nunca respondía y tomaba notas en absoluto silencio”, me persuade de la conveniencia de entablar con él una activa relación dialógica y fluidamente conversada.
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